| Sonría; lo estamos grabando. |

| CUALQUIER TARDE, MENOS ESA |

Largo había sido el camino para poder llegar a aquella oportunidad, para poder repetir lo mismo que habíamos conseguido hace un año atrás, algunas caras nuevas, otras que no lo eran tanto, pero el mismo equipo, el mismo color, el mismo amor, ese por lo nuestro, por la gente, por cada fin de semana de gritos, aplausos, enojo y sudor. Desde allá hasta entonces, nos ha tocado vivir muchas cosas, cosas que nos han hecho madurar como equipo, como personas, se que han ganado mas de lo que han perdido y en esto me refiero a ustedes como personas y es que el tiempo me da la razón, el 90% de ustedes ha seguido llegando cada sábado a media tarde, seria injusto decir que es solo coincidencia. Hemos vivido tardes brillantes y alegres, como aquella en la cancha de campos deportivos, con un golazo de “Nico” que se clavo un ángulo, un 2 – 2 para irnos al descanso para luego darlo vuelta y terminar gritando campeón. También ha habido otras mas épicas como aquel 3 – 2 a unión con un gol de “blanco” en el ultimo minuto, en ese entonces ya no los dirigía, pero me seguía sintiendo parte de ustedes, por eso corrí hasta el banderín a abrazarme con ustedes como muchas otras personas, aunque quizás muy pocos se hayan dado cuenta. También hemos conocido tardes tristes como aquel 6 – 2 que nos propinó Santa María con nueve jugadores que nos alejo de nuestro bicampeonato el año pasado, terminando aquel partido sentía tanto dolor, que opte por no dirigirlos más ese año, me duró una fecha, a la semana siguiente ya les estaba gritando a la orilla de la cancha. He aprendido a abordar a cada uno de ustedes de diferentes maneras, a facilitarle las cosas a los menos virtuosos, a demostrarles que vale mas ganar en la vida, que perder un partido en la cancha y es que la cancha estará toda la vida, pero la vida nunca te perdonará una derrota. Este año se que cada partido fue difícil, mas allá de los resultados, se que cada uno tuvo que luchar no solo contra los rivales, también ante sus flaquezas personales, para contribuir a la virtud grupal; creo que mas allá de eso lo importante fue la convicción que cada uno de nosotros tuvo para poder llevar a cabo el objetivo. Nadie más que yo, puede estar mas orgulloso de ustedes, se que mas allá del cuestionamiento hay una razón sentimental para gritarles fuerte, que más allá de que costó, nunca dudé en que ustedes serian los mejores, me lo demostraron cada semana y aquello nadie lo puede saber mejor que yo. Su convicción fue tal que; siguieron estando concentrados a pesar de ir ganando por goleadas, que demostraron la misma actitud en un 0–0, que en un 20–0 y eso es verdad. Que gritaron de la misma manera incluso cuando perdieron y que supieron esperar cuando el futbol les propinó una dolorosa derrota. Los felicite incluso cuando no ganamos, empatar había sido merito del empuje y a veces vale mas el empuje que la forma en que se gana; nunca perdí la calma cuando jugábamos un partido clave, siempre lo buscamos nosotros y al final tanto va el cántaro al agua que la vida nos demostró que cuando se lucha, DIOS nos premia; les dije que habíamos merecido perder, no por desilusión, es que los conozco y les perdono que puedan jugar mal, pero no que no pongan ganas, ustedes no son de aquellos, no suelen faltarse el respeto tan fácilmente. Después de aquella tarde sentí tranquilidad, sabia que más que nunca ustedes no iban a dejar pasar la oportunidad, volvieron al suelo, de donde uno nunca debe dejar de estar, a veces en las derrotas también se gana y nosotros habíamos ganado la mejor lección. Desde el camarín supe que aquella tarde sería inolvidable para cada uno de ustedes, logre ver en sus miradas la credibilidad en su propio equipo y en las ganas de conseguir algo, me abrigué por el frío, mi cabeza estaba tranquila y los primeros 20 minutos me dieron la razón, habíamos aprendido la lección, pude conocer la mejor versión de cada uno de ustedes y entender que no importa si la cancha es de tierra, mas aún, la gloria toma mucho mas valor. Pudo haber habido cualquier otra tarde para el sufrimiento, cualquier tarde menos esa.