Y se cierra el ciclo de los veinticinco, otro año que quiso
devastarme, que me tuvo en el suelo, pero a diferencia del año 2009, esta vez
no estuve dispuesto a sacrificar mis sueños y mi felicidad por circunstancias
que francamente no valían la pena. Uno no se lo debe permitir y yo aprendí mi
lección y no cobre mi “vale otro”. Hoy quiero cerrar este año personal
agradeciendo, porque fue un año difícil y lo pude sortear con éxito, de manera
firme y perseverante, siendo un ser resiliente, creyente y por sobretodo
paciente, pero nada, absolutamente nada de esto hubiese sido posible sin las
siguientes personas.
Quiero agradecer primeramente a Dios, por permitirme ser parte de él, por permitirme conocerlo y hacerlo parte de mí y de mi camino. Hace unos meses leí un libro de la iglesia y en un pasaje de este había un fragmento que me llamó mucho la atención, sobre todo porque estaba viviendo un momento emocional difícil. Este fragmento decía que Dios nos entrega tareas para las cuales muchas veces nosotros somos inútiles, que son tareas que nosotros mismos sabemos que fracasaremos, ¿por qué?; porque cuando nos consideramos inútiles ante una tarea, solo nos queda aferrarnos a él y es entonces cuando nos damos cuenta que solo él hace posible lo imposible. Yo aferré mi vida a él en un momento en que me sentí derrotado y el me entrego bendiciones para entender que debía seguir, que debía luchar, que debía ser fuerte y que de esa forma y junto con él, entender que todo pasa por algo mejor, siempre es asi, pero hay que ser paciente, porque sus tiempos son distintos a los nuestros y su demora solo se debe a su obra, mientras nosotros creemos que nos abandona, él esta trabajando para llevarnos a un camino mejor. Por eso agradezco cada una de las cosas vividas este año, Dios es tremendamente fiel y me siento orgulloso de ser un hijo de él.
Quiero agradecer primeramente a Dios, por permitirme ser parte de él, por permitirme conocerlo y hacerlo parte de mí y de mi camino. Hace unos meses leí un libro de la iglesia y en un pasaje de este había un fragmento que me llamó mucho la atención, sobre todo porque estaba viviendo un momento emocional difícil. Este fragmento decía que Dios nos entrega tareas para las cuales muchas veces nosotros somos inútiles, que son tareas que nosotros mismos sabemos que fracasaremos, ¿por qué?; porque cuando nos consideramos inútiles ante una tarea, solo nos queda aferrarnos a él y es entonces cuando nos damos cuenta que solo él hace posible lo imposible. Yo aferré mi vida a él en un momento en que me sentí derrotado y el me entrego bendiciones para entender que debía seguir, que debía luchar, que debía ser fuerte y que de esa forma y junto con él, entender que todo pasa por algo mejor, siempre es asi, pero hay que ser paciente, porque sus tiempos son distintos a los nuestros y su demora solo se debe a su obra, mientras nosotros creemos que nos abandona, él esta trabajando para llevarnos a un camino mejor. Por eso agradezco cada una de las cosas vividas este año, Dios es tremendamente fiel y me siento orgulloso de ser un hijo de él.
Segundo, un agradecimiento infinito a mi familia no solo por
este año, si no por toda la vida que han estado conmigo incondicionalmente. Lo
que más valoro de mi entorno es que a pesar de todas nuestras diferencias, en
aquellos momentos donde todo te abandona, ellos siguen estando sin dudas, sin
reproches, por mi familia guardo un tremendo aprecio, pero por sobre todo un
tremendo orgullo, porque cada uno a su manera es un ser único al que amo con
todo mi corazón y a los cuales miro con una tremenda admiración, por su
esfuerzo, empuje y coraje con la que afrontan la vida. Gracias por ser mi
familia, por ser mi madre, mi padre y mis hermanos, otra bendición de Dios
permitirme tener la gran familia que tengo.
Tercero algo que nunca me abandona, que borra mis tardes más
tristes y las convierte en tardes de cielos azules, mi querido fútbol. Fue un
año agridulce, con el club de mis amores en receso, una de las noticias más
tristes que obtuve este año, pero compensada con una tremenda experiencia
vivida en el sur de Chile, viviendo una de las experiencias más bonitas en mi
vida como deportista amateur. Que más podría decir del futbol si me ha
acompañado toda la vida y agradezco a Dios permitirme tantas sonrisas y
felicidades a través de un balón de futbol. Y no me olvido, mi corazón siempre seguirá
siendo azul y amarillo, un amor para toda la vida.
Y no podría finalizar este año sin agradecer a mis amigos,
esos que cuento con los dedos de mi mano, aquellos de verdad que están en las
buenas, pero aún más importante que están aún más en las malas, algunos de la
vida y otros que se han ido fortaleciendo en un corto plazo y que han demostrado
ser grandes personas, gente que admiro y que respeto, gente que se ganó el
derecho a estar en mi vida y que me quiere con mis virtudes y defectos.
También quiero agradecer a una persona en especial, porque
fue mi gran apoyo académico, la persona que me dio una mano y me levantó, que
me ayudó en momentos difíciles, que me motivó a seguir y que muchas veces cuido
mis intereses universitarios aun privilegiando más los míos que los propios. La
persona que me llamaba en las mañanas para que fuera a clases, que me retaba
para que no faltara, que me incluía en trabajos, que me avisaba de pruebas, que
me prestaba la materia, que me facilitaba su clave de sagaf y que incluso
aceptaba mis irresponsabilidades que muchas veces repercutían en malas
evaluaciones para ella (sé que a otra persona no se las hubiera soportado). Te
lo agradezco mucho amiga, gracias por “bancarme” como lo hiciste, eres una gran
amiga, te ganaste mi respeto no solo como compañera, si no como la tremenda
mujer que eres, eres una persona de bien y eso lo valoro enormemente. Un
gracias enorme Marce.
Por último, no puedo cerrar este escrito sin antes agradecer
a tres personas. A ustedes tres que admiro a cada uno en forma especial, cada
uno que dejó una huella en mí, en mi historia, en mis recuerdos y que estuvieron
conmigo en cada momento porque me lo demostraron, les doy las gracias por
protegerme y por cuidarme, son parte de cada uno de mis logros, un abrazo
infinito al cielo, los llevo conmigo en mi corazón siempre.
Finalmente triunfé, no fue fácil pero lo logré. Me siento
orgulloso de mí, de mi fuerza, de cómo afronté este año luchando por todas aquellas
cosas por las que tanto me esfuerzo y a las cuales les entrego tanta energía. Se
viene un nuevo año de vida y con la ayuda de Dios sé que estará lleno de cosas
buenas, de más bendiciones, de más razones para seguir luchando y seguir triunfando.
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