Te extraño mucho ¿sabes?. Sí es cierto, te extraño. Me rindo, debo entenderlo, tú no estabas hecha para mí y yo no quedaba bien en tu vida. Pensaba que en algún momento podía pensar lo contrario, pero no, me he equivocado nuevamente. Hubieses sido mi nueva historia, ese capítulo final de esta lucha interminable, pero nunca quisiste ser la protagonista de este cuento, de hecho eras aquel mal personaje que entrometía en una conversación perfecta o el que desaparecía justo cuando le tocaba su guión, pero quizás eso era lo que más me enamoró de ti, tu simplicidad, tu vaivén constante entre idas y venidas, entre el do y el do, cambiante, de naturaleza impredecible como buena mujer, pero espontanea, inteligente y sencilla, todo en uno, que termino siendo nada, como siempre, historia repetida, cuento que no termina, la misma pared de cemento con la que terminas dándote cabezazos y al final soy como el escritor incompleto, al que todos leen pero que nunca gano un premio de literatura, y esta es la historia, la más interesante de todas pero que no encuentra un capítulo final que merezca ser escrito, y yo, el escritor que trata de cerrar el cuento como si hubiese ganado el nobel de literatura. Pude haberlo ganado contigo, pero el capítulo no salió como planeaba escribirlo. Hasta otro cuento, quizás el tuyo este en el libro de otro escritor. Hasta siempre.
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