Hoy alguien me dijo que era un cobarde, que incluso era incapaz de darme la posibilidad de ser feliz. Bastante razón tenia ella como para pensar aquello, pero le era fácil entender que era un tema de querer y que yo no quería, pero lo realmente difícil era que ella entendiera que no se trataba de querer, si no de poder. La gente dice, “querer es poder”; yo también creo que lo mismo, creo lo mismo hasta que entran en juego tres cosas, mis convicciones, mis lealtades y por sobre todo mis valores. Hoy me llamaron cobarde y lo acepto, puedo serlo desde tu punto de vista, pero lo que hoy menos tuve fue cobardía, por que logre mirarte a los ojos, decirte que en este caso querer no era poder, que no se trataba de ser egoísta y que con el tiempo entenderías. Con el tiempo entenderás que en la vida las cosas no se tratan con facilidad y es que el sentir te derrotará muchas veces, pero la vida nunca te perdonará una derrota. Por eso me llamaste cobarde y por aquello acepto ser un cobarde, un cobarde fiel a sus valores, esos que fui aprendiendo en la vida y que con mi decisión me permitirán levantarme mañana sabiendo que tomé la mejor decisión. Pienso que un cobarde con principios, vale mas que un valiente sin valores.
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